Mucha
gente conoce el Air Force One, el avión del presidente de los Estado
Unidos. Pero de lo que se habla últimamente es de otro de sus medios
de transporte, la limusina en la que viaja, un vehículo blindado que
para muchos es un tanque de calle, mientras que para otros es un
auténtico coche de lujo. Tiene la apariencia de un Cadillac aunque
no lo es. Y no hay solamente uno. Vamos a echar un vistazo más de
cerca a “La Bestia”, que es como se ha bautizado a la limusina
del presidente.
Diseñada
por el Servicio Secreto
El
modelo de coche presidencial es un diseño conjunto entre el Servicio
Secreto y la empresa General Motors, concretamente una división de
I+D del fabricante. Un agente dice que se le puede llamar Cadillac,
aunque lo cierto es que muy poco de este coche corresponde a un
vehículo normal. Ni siquiera los emblemas que hay en el capó y el
maletero son normales, ya que su tamaño es superior al de un
Cadillac de calle.
Depósito
blindado
El
combustible se mantiene bien protegido por un depósito blindado,
revestido de una espuma especial que evita que haya fugas o incendios
en caso de una colisión o un disparo. Además, la limusina cuenta
con un sistema de extinción de incendios adicional.
Un
maletero que parece una ambulancia
En
el maletero hay armas, una bombona de oxigeno que se encuentra debajo
del asiento del presidente, bolsas de sangre para atenderle en caso
de urgencia y un sanitario cerca en otra unidad móvil por si tuviera
que atenderle.
Habitáculo
sellado
“La
Bestia” es una habitación del pánico sobre ruedas. El interior
está completamente aislado del exterior, y sellado para evitar un
ataque químico. El presidente tiene un teléfono vía satélite, un
ordenador con conexión wifi y un sistema de videocomunicación
segura para reuniones con altos cargos, embajadores y el alto mando
del ejército, entre otros.
El
peso del blindaje es tal, que las puertas son casi imposibles de ser
abiertas desde dentro por el presidente. Tiene un armazón militar
cuya estructura está compuesta por acero, aluminio, titanio y
cerámica como la de los transbordadores especiales, todo ello
rodeado por fibra de vidrio en las puertas y los guardabarros.
En
caso de que algo impida la visibilidad a través del parabrisas, hay
cámaras de visón nocturna y monitores que permitirían al conductor
seguir “viendo” lo que sucede en el exterior.
No
hay uno, sino 12
No
hay una sola Bestia, sino una docena. Todas estás aparcadas en un
garaje cuya ubicación es secreta por motivos de seguridad. Cada uno
de los vehículos viajan con su propio mecánico y chófer, un agente
federal que a sido entrenado específicamente para guiar el coche del
presidente, y que cuenta con un arsenal de dispositivos de
diagnóstico, herramientas y armas.
Si
quieres ver más de cerca cómo es el coche del presidente de los
Estados Unidos, eneste artículo se muestra una fografía dondese destacan algunos otros detalles.
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